Extremadura, tierra de vinos por excelencia, no en vano es la segunda productora del país, acoge una peculiar bodega, la única en toda España que está regentada sólo por mujeres y en cuya plantilla únicamente hay un hombre.
Se trata del encargado del departamento de exportación nacional, el único varón en una plantilla de las bodegas “Santa Marina” compuesta por diez mujeres, entre ellas su gerente y directora, Yolanda Piñero.
Piñero, que fue directora del consejo regulador de la denominación de origen de vinos extremeños “Ribera del Guadiana”, también hace las veces de enóloga y responsable última de todo lo que sucede en esta finca, ubicada en el término municipal de Mérida, donde además de elaborarse el vino, cultivan sus propias viñas y experimentan con nuevas variedades.
Esta mujer decidió hace unos años embarcarse en esta aventura de poner en marcha una bodega nueva, distinta y basada en el más exhaustivo control de todo el proceso de elaboración del vino, desde la plantación de la viña hasta su salida al mercado.
Y para iniciar este camino, Yolanda Piñero fue de la mano de su amigo personal y gran conocedor del mundo del vino Álvaro de Alvear, que preside el Consejo de Administración de la bodega y que le apoyó en todo momento y le dio vía libre para levantar la empresa que hoy en día ya ha conseguido un gran prestigio en el sector, a pesar de su juventud, y cuyos caldos se venden en medio mundo.
Este sevillano de nacimiento, aunque extremeño de adopción, puso toda su confianza en Piñero, quien, en declaraciones a Efe, confiesa que su elección por las mujeres del equipo humano no fue por cuestión de sexo, sino porque considera que pueden aportar un valor añadido, ya que, a su juicio,”son más versátiles a la hora del trabajo”.
Además, aclara que aunque ha habido también otros hombres trabajando a la largo de este proyecto empresarial, que se inició en el año 2000, “con el tiempo se han quedado los mejores trabajadores”, que son mujeres y que aportan una importante capacidad de adaptación y “un afán permanente de superación”.
Respecto al trabajo físico, reconoce que es duro, que requiere “mucho esfuerzo”, coger, a veces, mucho peso, además de las duras condiciones que se viven en la bodega, donde “te están mojando continuamente” en un ambiente frío, de unos 18 grados, muy alejado del exterior, con contrastes continuos.
Además, Yolanda Piñero señala que a estas duras condiciones hay que sumar a los “horarios raros” que hay que hacer en la bodega, lo que requiere “mucha paciencia”.
El trabajo de campo también es casi paritario, según Piñero, ya que la cosecha es recogida tanto por hombres como por mujeres.
La gerente de “Santa Marina” asegura que el equipo afronta el negocio “con fuerza, ilusión y ganas”, sobre todo, al tratarse de un mundo “romántico” como es el del vino, “que aporta sensaciones mágicas”.
Reconoce, no obstante, que se trata de “un mundo muy difícil, un negocio muy lento”, que se está resintiendo de la crisis igual o más que otros sectores y donde “ganar dinero es muy difícil”.
Aún así, estas bodegas venden sus vinos a 24 países, ya que el mercado exterior absorbe más del 60 por ciento de su producción de 300.000 botellas de vino, de diferentes variedades, muchas de las cuales no son comunes en Extremadura.
En su labor de gestión, Yolanda Piñero confiesa que no ha tenido “dificultades añadidas” por el hecho de ser mujer y añade que nunca se ha sentido discriminada en su profesión.
Fuente: ABC.es